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Mostrando entradas de febrero, 2020

El primer horno

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Durante el Neolítico se hará habitual el uso de la cerámica para las labores agrarias y para la cocción de alimentos.   Los útiles cerámicos se modelaban a mano con barro, y posteriormente se cocían en un horno para aportar a las pieza la dureza e impermeabilidad de la cerámica. De este modo las vasijas, cuencos y demás utensilios podían servir para almacenar el grano de la cosecha, cocer los alimentos y servirlos para comer; recoger, trasladar y almacenar agua, etc. En las imágenes podemos observar a varios individuos cociendo diferentes vasijas y cuencos en un gran horno. 

Muerte en la prehistoria

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Uno de nuestros Playmobil ha fallecido, y (pese a que los demás estén sonrientes), presentan sus respetos al cuerpo de su compañero. La presencia de ajuar (armas y elementos ornamentales del difunto) que se entierra junto al difunto hacen suponer la creencia en una vida más allá de la muerte, donde podría seguir disfrutándolos.  El conjunto de enterramientos se realizaba generalmente fuera de las aldeas, en necrópolis (ciudades de los muertos), fundamentalmente por un aspecto sanitario. Los enterramientos solían indicarse en ocasiones con estelas o rocas decoradas que identificaban al fallecido.

Telas para vestir

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El Neolítico también modificó la forma de vestir. De atuendos realizados con pieles curtidas y cosidas o anudadas con ligamentos animales o fibras vegetales, pasaremos a disponer de tejidos elaborados gracias a nuevas herramientas como el huso, que permitiría obtener finos hilos que luego se podrían tejer en el telar .  El telar permitía entrelazar los hilos de lino o lana con los que finalmente conseguir prendas,  a fin de brindarles protección del frío y ante ataques animales o de otros humanos. Pero también comenzó lo que hoy día conocemos como moda, dándole a la ropa un uso ornamental y decorativo, junto a su función protectora, lo cual permitió empezar a distinguir a unas personas de otras, de acuerdo a su sexo, clase social o pertenencia a un grupo. Nuestros Playmobils tejen los hilos en el telar.

Las casas más "modernas"

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Otra de las revoluciones que trajo el Neolítico fue la de cambiar los espacios de vivienda, pues la agricultura y la ganadería obligaban al sedentarismo, y eso motivó que nuestros pequeños Playmobils pasasen de habitar en cuevas y abrigos rocosos a cabañas más elaboradas, formándose así los primero poblados. Se encontraban cerca de ríos para maximizar el aprovechamiento de agua para la agricultura y la ganadería. Las viviendas estaban hechas de adobe, su tamaño era reducido, y su forma solía ser circular o rectangular. Con accesos en muchas ocasiones desde la terraza superior, lugar donde en muchas ocasiones se desarrollaba la vida, para evitar las altas temperaturas en el interior de las viviendas; por esa misma razón los vanos y solían ser pequeños y limitados únicamente a ventilar las estancias. Diferentes escaleras permitían el acceso a las terrazas. El mobiliario era muy básico y sencillo, y en muchas ocasiones la vivienda solía disponer de zona de establo y corra...

La ganadería, otra forma de obtener alimentos

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Junto con la agricultura, la ganadería se convirtió, a partir del Neolítico, en otra forma de obtener alimentos al margen de la caza; mimando y trabajando "codo con codo" junto a los animales, para beneficiarse ambas partes, los animales obtenían la facilidad para conseguir alimentos, y los humanos: una mano de obra excepcional para ayudar en las labores agrícolas, huevos, carne, objeto de trueque, abono para los cultivos,...  Las primeras especies domesticadas fueron el perro, la oveja, la cabra, el buey y el caballo.

Agricultura, la entrada al Neolítico

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En el Creciente Fértil, sobre el 9.500 a.C., tras la observación de la naturaleza, alguien descubrió que, tras plantar semillas, éstas pronto se convertían en árboles frutales, dando así inicio a la agricultura. Esto permitiría a los grupos humanos complementar la recolección con el cultivo de plantas, dejando de lado la necesidad de desplazarse para sobrevivir. En las imágenes, varios individuos usan toscas herramientas para trabajar el suelo y cuidar de los cultivos.

Arte... a lo antiguo

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El arte rupestre ahora nos parece muy sencillo, pero hace 35.000 años era muy útil (o eso pensaban) porque cuando dibujaban animales sobre la roca no solo cumplían una función decorativa, sino que también pedían a los dioses que les ayudaran en la caza. Eran muy realistas, aprovechaban las rugosidades de la cueva para dar relieve a la escena; y nos aportan mucha información sobre lo que hacían. Destacamos especialemente los restos hallados en Altamira y Lascaux, en Cantabria y Francia, respectivamente. Cabe destacar que para pintar usaban pinceles simples de pieles de animales y hacían tinte con sangre, bayas, minerales...

La caza, una forma de vida

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 Aquí se puede ver a nuestros protagonistas de caza en un territorio lleno de comida (animales salvajes). Cargados simplemente con lanzas, el apoyo de los dioses gracias a las pinturas rupestres, y su necesidad de cazar para sobrevivir. Aunque solo tuvieran que ir uno o dos, era preferible que participasen más miembros de la tribu para aumentar las probabilidades de éxito, gracias al trabajo en equipo. Asimismo, el otro gran pilar de la alimentación paleolítica era la recolección de frutos u otras especies vegetales que completasen su dieta.

No solo vivían en cuevas

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Los individuos prehistóricos, del Paleolítico, no solo vivían en cuevas, sino que algunos se fabricaban sencillas chozas o cabañas. Éstas se usaban para guardar alimentos, guardar armas y dar cobijo a los individuos de una tribu. Estaban hechas de madera y el techo se fabricaba con pieles. En estas imágenes aparecen nuestros protagonistas preparándose para la recolección.